Cuando pensamos en colágeno, casi siempre lo asociamos con una piel radiante y firme, ¿verdad? Pero lo cierto es que esta proteína tiene un *papel clave* en muchas otras funciones de nuestro cuerpo, y sus beneficios van mucho más allá de lo estético. Aquí te comparto tres razones originales que quizás te hagan verlo con otros ojos 👀:
La relación entre el colágeno y el azúcar en la piel es algo que no se suele mencionar, pero es vital para mantenerla firme y sin flacidez. El azúcar genera reacciones que pueden dañar las fibras de colágeno en la piel, acelerando su envejecimiento. Tomando colágeno, le damos a la piel ese “detox” que necesita para mantenerse fuerte frente al azúcar. Así que, aunque ese postre de vez en cuando es delicioso y bienvenido, ¡el colágeno estará ahí para cuidarte!
Más allá de la piel, tus músculos necesitan colágeno para realizar esas mini-tareas que nos mantienen activos y en movimiento sin esfuerzo: desde mantener la postura hasta ese reflejo de vernos en el espejo y hacer caras. Al tomar colágeno, ayudamos a que nuestros músculos funcionen mejor en estas tareas invisibles, dándoles soporte y resistencia.
El colágeno actúa como una “grasa” natural para las articulaciones, ayudando a mantenerlas fuertes y libres de molestias. Con el tiempo, el colágeno que producimos naturalmente va disminuyendo, y es por eso que muchas veces sentimos como si nuestros movimientos fueran menos fluidos. Tomar colágeno ayuda a reponer esa “lubricación”, permitiéndonos seguir activos sin que el tiempo nos cobre factura en flexibilidad.
Incorporar colágeno en tu día a día es mucho más que cuidar la piel. Es darle a tu cuerpo soporte desde adentro, permitiéndole mantenerse en su mejor versión sin importar la edad. Y vos, ¿ya empezaste a cuidarte desde adentro?
Con mucho amor cósmico,
🪐Mari🪐